22 de diciembre de 2014

Feliz Navidad.

A todos aquellos que son capaces de amar sin mentir. 
A los sinceros. 
A los que comparten sin mezquindad. 
A los generosos. 
A quienes no tienen prejuicios ni causan dolor. 
A los altruistas. 
A quienes respetan a todos los seres humanos. 
A los bondadosos. 
A los que protegen a los animales y cuidan del planeta. 
A los entregados. 
A quienes anteponen la amistad a cualquier ambición bastarda. 
A los amigos. 
A todos aquellos que trabajan por la paz. 
A los topos.

A todos, 
BIENVENIDOS a mi vida.

2 de diciembre de 2014

Grita / Crida

Grita-Crita es el título de un libro de microrrelatos en el que varios autores participamos para luchar, contra la violencia de género, con nuestras armas: las palabras.
Si no eres parte de la solución, eres parte del problema. No seas indiferente y salva la vida de una mujer, podría ser tu hija o tu hermana.


Participo en este microrrelatario con un microrrelato titulado 'La Bestia".


Os indico la dirección y un enlace por si queréis adquirir el libro.

16 de noviembre de 2014

Un cuento por amor

Te escribiré un cuento en el que podrás vivir eternamente para encontrarte siempre que lo lea.

22 de agosto de 2014

La Memoria de los Topos

La memoria de los Topos es mi próxima novela.

Si quieres saber más sobre sus personajes, la ciudad o la época en la que está ambientada (Guerra civil española 1936-1939) visita su blog:  http://lamemoriadelostopos.blogspot.com.es/

Pregunta lo que quieras y te responderé enseguida.
También puedes contarme tus propias historias sobre aquella época.

Si has leído la novela puedes dejar tu opinión.

Gracias lectores.

13 de agosto de 2014

Soledad

Que triste haber perdido nuestra parte animal por desarrollar solo la humana....con ello perdimos el calor de la manada.

28 de junio de 2014

La vida es...

La vida no es feliz o desgraciada, ni sirve tampoco eso de que mi vida es un desastre o que buena vida tengo. La vida es solo pasar los días sin morirse, es la suma de los años a partir del día que naces hasta que ya no estas, ni eres... La vida es solo un año tras otro con todas sus semanas y todos sus días. La vida es solo vida, ni buena ni mala, un trascurrir de horas limitado, finito, siempre breve....
Ahora amigos, de nosotros depende vivir con la alegría como compañera, porque esa sí, esa es cosa nuestra. Solo depende de nosotros el ser personas alegres o tristes que viven su vida. La piedra en el camino es siempre más ligera y pequeña para los optimistas y si el camino es tortuoso y difícil ellos lo convierten en una aventura maravillosa o en retos y metas que superar con éxito. Busca solo compañeros y compañeras que te aporten alegría o paz depende lo que necesites. Aléjate de los que buscan siempre robarte la poesía y la sonrisa....
La vida es solo momentos que vosotros, amigos, habéis de llenar de memorias felices. La vida no significa nada, vivir es lo que importa.

1 de mayo de 2014

El empresario

Andaba de capa caída el orondo empresario, ignoraba el pobre hombre el motivo de la bajada de beneficios. Buscaba y buscaba un error de cálculo entre las cifras que le presentaba el contable pero no lo encontraba. novecientos noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve (999.999), ya podía sumar o multiplicar de abajo hacia arriba o de arriba hacia abajo que seguía sin cuadrarle la contabilidad. Había perdido su precioso millón de beneficios anuales, ya no ganaba un millón de euros al año.
Por supuesto la culpa sería de los empleados, hay uno que esta semana traía un bocadillo de jamón para almorzar en vez de la mortadela de costumbre, le vigilaría pues seguro le robaba de la caja.
Otro estrenaba pantalones, el empresario se había fijado en que ya no llevaba el parche sobre la rodilla. Realmente si se fijaba bien todos los empleados mostraban mejoras de ese tipo.
El empresario se desesperaba pensando en los beneficios perdidos y vigilaba constantemente a todo el mundo.
Su secretaria se había cambiado las gafas constató frunciendo el ceño enojado y el guardia de noche enseñaba a todo el que quisiera mirar su hermoso nuevo tatuaje.
El empresario sospechaba de todos y cada uno de ellos. Alguno de sus empleados le robaba, el hombre se lamentaba paseando de un lado a otro de su enorme despacho balanceando su enorme abdomen al compás de su creciente ira. Su rostro enrojecido reflejaba el odio más absoluto por todos ellos, malditos pobres.
-Malditos y un millón de veces malditos- refunfuñaba mientras daba órdenes de que se les bajara el sueldo a todos por pérdida de beneficios.
Firmó la orden con su pluma de oro y, al volver a colocarla en su bolsillo sus dedos rechonchos tropezaron con una moneda de euro que se colaría por descuido en los pliegues de la tela de seda de su camisa.
Sacó el euro y lo observó despacio, después miró los documentos que acababa de firmar y que el contable estaba guardando ya en su maletín y, sin ningún tipo de pudor,  se dió la vuelta saliendo de la fábrica con una sonrisa de oreja a oreja que realzaba aun más si cabe su grasienta papada.
¡Uf! Por poco se arruina.

12 de abril de 2014

Reflexión Personal

Paso un momento por aquí para desearles que la vida no les sea demasiado dura y si lo está siendo utilícenla para construir puentes.
Deseo  que sepan siempre dónde está su hogar y el lugar al que pertenecen, si no lo saben con la mente escuchen a su corazón, el hogar es dónde habitan las personas que los aman.
No hagan daño a nadie pero menos que a nadie a quién los ama sinceramente y sin condiciones, el orgullo o la ira pueden llevar a infringir un dolor  que no desaparecerá con el arrepentimiento ni con el perdón, el dolor siempre tiene memoria.
Miren a su alrededor y den lo mejor de si mismos a quienes los necesiten, la felicidad de dar y compartir es la felicidad más pura y la que más tiempo se mantiene en el corazón.
No piensen solo en ustedes mismos, es el mejor camino hacia la soledad.
Quien no sea capaz de amar nunca podrá ser amado.
Sean prudentes con las decisiones que tomen, toda acción conlleva una reacción directamente proporcional a la cantidad de bondad o egoísmo que invirtieron en el movimiento.
Vivimos épocas convulsas y tiempos difíciles sin pensar que ni las épocas ni los tiempos tienen ningún poder frente a las personas que son las únicas que pueden hacer la paz o la guerra, dónde las personas de paz se unen no caben guerras, dónde las personas generosas se unen no caben las miserias.
El amor es el único poder capaz de vencer al odio.

13 de marzo de 2014

El Naranjo

Esperaban con impaciencia al vendedor de semillas, cómo cada lunes el hombre montaba su puesto ambulante en el mercado de la ciudad y colocaba su mercancía con gran esmero.
Primero colocaba los cuencos de porcelana de vivos colores, cuál un pequeño ejercito en perfecta formación, sobre la mesa cubierta de un mantel de seda verde y filigranas bordadas en hermosos hilos dorados. Seguidamente las etiquetas identificativas de los productos diseminadas por la mesa sin orden ni concierto,  el nombre y una foto de la planta para los curiosos aprendices de jardinero que querían saber en que se convertirían sus semillas después de sus amorosos cuidados.
A su espalda el hombre colocaba los plantones de árboles frutales, para los aburridos que necesitaban ocuparse en algo a largo plazo y así estar entretenidos más tiempo.
A su derecha las plantas para los impacientes que no podían esperar la natural evolución de las semillas y querían tener resultados visibles desde el primer día.
A la izquierda las flores exóticas, para los arriesgados que necesitaban retos en su vida, pues es sabido que son más difíciles de mantener en climas diferentes al original.
En un rincón y cubiertas por finos velos transparentes coloca las plantas aromáticas para los románticos que buscan rodearse de aromas embriagadores para ayudarse a soñar.
Andrea llegó ese día al mercado en busca de un limonero, que se acercaba el verano y quería la joven beber limonada fresca de limones recién recolectados y exprimidos, atraída por los mil aromas que embargaban todo el mercado.
Guardó su turno frente al vendedor sin hablar con nadie y, cuando le llegó su turno, pidió amablemente un árbol ya crecido pues no quería esperar.
-No- contestó el semillero con firmeza,  -no funciona así-
-Quiero un limonero adulto, por favor señor- pidió humildemente la joven. -Quiero hacer limonada en verano-
-No, así tampoco. Vuelve otro día cuando sepas cómo debes hacerlo-. El hombre la ignoro y atendió al siguiente en la cola.
Andrea se quedó anonadada, no entendía nada de nada. Había sido educada y paciente, esperó su turno con alegría y no la quisieron atender. Salió del mercado  despacio, todavía asombrada y se dijo que no volvería nunca más.
La semana siguiente la curiosidad pudo más que el enojo y Andrea volvió al mercado, oculta tras una parada de sombreros espiaba las idas y venidas de los clientes del extraño semillero. Las personas se acercaban al vendedor y le miraban fijamente a los ojos durante unos segundos, después decían una sola palabra y el hombre tomaba una planta o unas semillas y el comprador escribía algo en un papel que depositaba en uno de los cuencos vacíos.
Andrea, cada vez más extrañada, volvió sin darse cuenta a colocarse a la cola frente al puesto de plantas y cuando llegó su turno miró fijamente a los ojos del semillero y susurro con gran nerviosismo:
-No sé- sosteniendo la mirada escrutadora del hombre y, muy a su pesar, una lágrima se deslizó por su mejilla.
-Ahora sí- sentenció sonriente el semillero y envolvió con delicadeza un precioso naranjo en flor. El aroma de azahar envolvió a la joven cuando tomó el árbol de las manos del vendedor y al rozar sus dedos, ásperos de trabajar la tierra con devoción. sintió todas las carencias de su vida, un amor sincero, una familia amorosa, amigos leales, alegría, felicidad. Quiso preguntar ¿porque un naranjo? pero lo comprendió inmediatamente y no preguntó.
-Debes escribir tu nombre y numero de teléfono, dejarlo en el cuenco de naranjos y a la vez tomar uno de los nombres que esperan y si tienes algún problema con tu árbol llamas y un compañero te ayudará con su experiencia, cuando sea a ti a la que llamen debes responder y compartir.
Andrea supo que ya no estaba sola cuando salió del mercado con su pequeño árbol en flor, aspiró el olor a primavera y sintió ganas de vivir.


27 de febrero de 2014

El escritor




El escritor se sienta cada noche y aporrea las teclas creando una sinfonía de nombres, adjetivos y verbos entrelazados con la suavidad de los artículos, adverbios y pronombres. El hombre es sólo la herramienta que el libro necesita para componerse a sí mismo, una letra, otra letra y otra y así sucesivamente se edifican las palabras que unas con otras forman los más bellos edificios: los libros.
Los libros empiezan cuando un sueño o pensamiento atraviesa el corazón de un escritor obligandole a imaginar la historia y en su mente cobran forma los paisajes y personajes que se entrecruzan sabiamente para crear una emoción en el sistema límbico del lector en el que dejara una huella perenne en forma de memoria. Y el libro cobra vida cuando alguien lo lee y no cuando se le escribe pues un escritor está siempre al servicio de su historia y no al revés.
El escritor escribe y escribe sin sentir el dolor de sus dedos entumecidos de golpear las teclas con nombres de letras minúsculas, mayúsculas, comas y puntos que interpretan sólo para él la sinfonía creadora de sueños y esperanzas, de miedos y de amores porque el escritor no lo sabe pero todo le fue susurrado desde el principio de los tiempos, todos los sentimientos y las razones, todos los pensamientos e historias que pertenecen a los hombres , los verdaderos actores de la vida.
Se repiten siempre las mismas emociones desde el principio del hombre, las mismas historias, pero los hombres cambian por su naturaleza mortal pero los sentimientos perduran, el amor, el odio, la ira, los celos son siempre los mismos pues la brevedad del hombre no les permite evolucionar y adaptarse o cambiar.
El escritor dota a sus personajes del libre albedrío pero conjuga hábilmente las letras de su destino porque él controla la historia y sólo él conoce el final.
El escritor teclea la palabra FIN y cesa el repiqueteo incesante del teclado pero no firma el libro porque sabe que ya no le pertenece, ahora el libro se pertenece a si mismo y al lector para el que fue escrito.
El escritor intenta descansar pero un pensamiento minúsculo atraviesa el espacio de su mente e imagina un paisaje y un rostro, coloca un folio en su vieja maquina y todo vuelve a empezar, así ha sido siempre desde el inicio del tiempo.



17 de febrero de 2014

Un hombre viejo


El hombre se sentó en el mismo banco de siempre, sacó un pedazo de pan duro y se lo comió despacio, saboreando el mendrugo que olía a moho, a vejez, a pobreza y se arrebujó con el raído y sucio abrigo que aún conservaba y que un día hace muchos años fue nuevo.
El hombre no le dio a las palomas que lo rodeaban alborotando con sus gorjeos ni una miga de pan, ni una mirada les dio, sus ojos cansados de ver la vida ya no querían mirar.
  
 El hombre no pensaba en su miseria ni en el hambre o el frío, no pensaba en los hijos que no tuvo ni en las mujeres que no conoció, ya hace tiempo que había dejado de querer pensar.                                                      

El hombre no oyó el viento ni el romper del mar contra la roca, tampoco oyó  el griterío de niños que buscan conchas, de madres que buscan a sus niños porque eligió no oír el sonido de la vida y nunca lo oyó.

El hombre no derramó lágrimas de soledad, de desesperanza, de tiempo perdido, de dolor de estar pero nunca ser, de última canción o de muerte porque en toda su existencia no quiso querer llorar.

El hombre deja su banco y se marcha renqueante, sin volver la vista atrás, sin nadie que lo espere ni nadie a quien esperar, porque nunca quiso querer amar.
El hombre quiso ser lluvia pero la lluvia invernal no quiso que el hombre fuera parte de su tempestad, entonces quiso ser viento para volar sin cesar pero el viento cuando es brisa no se deja engatusar, quiso ser el hombre todo y solo fue soledad.
El hombre ya se ha marchado, yo...me quedo un rato a llorar.

6 de febrero de 2014

Cacafobia



Desde niño Ramón arrastraba un trauma que le amargaba la vida. Su madre le decía constantemente que no se moviera cuando se sentaba en el inodoro o caería en el váter perdiéndose para siempre arrastrado junto a sus deposiciones hacia las cloacas nauseabundas de la ciudad. Ramón se convirtió para siempre en un cacafóbico crónico. Tanto es así que desde siempre era incapaz de sentarse a cagar como el resto del mundo. Mientras estaba en casa lo solucionó usando un precioso orinal de cerámica, seguramente de la dinastía Ming que Ramón era cacafóbico pero con muy buen gusto y si tenía que salir procuraba vaciar sus intestinos en casa. Por supuesto que Ramón, que era puntual como un reloj suizo en esto del cagar, no podía dormir nunca en casa ajena por si sobrevenía un apretón. En el trabajo Ramón defecaba sobre un periódico ya leído que utilizaba también para envolver el "regalito". Así transcurrían los años hasta que el pobre Ramón se enamoró y un día en casa de su novia sintió el temido retortijón que no hubo manera de calmar ni siquiera con unos buenos pedos disparados en el balcón con la excusa de tomar el aire. Ramón miró disimuladamente por todo el loft y ni un sólo periódico vio, que la novia era hermosa pero poco de leer, ni una revista o papel de cocina, nada. La desesperación perlaba de sudor la frente de Ramón mientras sus entrañas gemían del esfuerzo anti natural de la retención forzada de lo que va buscando la única salida que hay. Ramón miraba la blanca y aterradora taza con su gran agujero esperando el inocente trasero de su víctima y aterrorizado el hombre se sentó. Seguramente no me crean ustedes pero en cuanto sus posaderas tocaron la fría porcelana, inmediatamente y sin previo aviso, el inodoro a Ramón se lo tragó.

31 de enero de 2014

Tarta de manzana


Desde muy temprana edad a Laura le apasionaba la cocina, le parecía cosa de magia que mezclando ciertos ingredientes en las dosis adecuadas consiguiera platos tan sabrosos y postres maravillosos. Aprendió a combinar alimentos y experimentaba con las especias de todos los colores y sabores, en el transcurso de su vida no perdió jamas esa emoción que la embargaba cuando abría el horno y el olor invadía toda la cocina impregnándola de aromas nuevos y viejos de pura alquimia y descubría que de nuevo la magia había actuado. 
Laura tenía, como toda buena cocinera, un plato estrella: la tarta de manzana. Su tarta conseguía enamorar a cuantos la probaran y la ayudó a prosperar en su trabajo, no había reunión en la que no estuviera la tarta presente en pequeñas raciones dulces y hasta que las personas a las que se debía convencer o engatusar no comiesen no empezaba la exposición de ideas. Siempre funcionaba, bajo los efectos mágicos del dulce nadie se le resistía, nada se le negaba. Laura lo descubrió muy pronto y lo utilizó con amigos, familia, vecinos, compañeros y superiores, todos caían rendidos a sus deseos, enamorados hasta las trancas. Todos menos uno, jamás cocinó para él su tarta especial y por las noches cuando estiraba el brazo y tocaba suavemente el cuerpo cálido de su marido o se acurrucaba apretada contra su pecho y él la abrazaba deslizando suavemente sus largos dedos por su espalda y emitía ese gemido dulce como la miel, ella sonreía porque sabía que él la amaba.
La amaba tanto que guardaba un pequeño secreto porque sabía que la haría infeliz, todas las mañanas de camino al trabajo, entraba a visitar a su madre que le guardaba la ración de tarta de manzana que su nuera le llevaba todas las tardes, era deliciosa.

27 de enero de 2014

Volver



Juan se paró a un lado del camino y se sentó un momento sobre una gran piedra plana para recuperar el aliento perdido. Llevaba andando varios kilómetros, demasiados para su avanzada edad, desde la parada del autobús que no llegaba hasta su aldea.

La emoción le venía embargando desde que se apeó y se percató de que reconocía cada piedra, cada árbol y arbusto, cada recodo del angosto camino que tantas veces recorrió en su juventud. Nada parecía haber cambiado desde aquella lejana mañana cuando abandonó su aldea y a toda su familia, todo seguía igual, inmutable al paso del tiempo, aferrado a su recuerdo y a su corazón, inamovible.
Juan sabía antes de verlo el color de los campos, la disposición de las florecillas silvestre en ese tapiz montañoso e incluso reconoció el rebaño de ovejas del tío Eustaquio paciendo tranquilo a la derecha del camino tras la curva del gran pino cuya corteza herida de corazones que los jóvenes del pueblo tallaban para sus amadas.

La respiración se le cortaba al llegar a la que sabía era la última curva tras la que ya vería las primeras casas, la torre de la iglesia y el corral desvencijado del abuelo Eleuterio.

Cuando Juan partió, hace ya 30 años, sabía que no volvería, huía entonces de la pobreza, de la monotonía de una familia triste, de una esposa que conocía desde la niñez y de unos hijos condenados a llevar la misma vida de todos los hombres de la aldea, el pastoreo o la agricultura, el aburrimiento y después la vejez y la muerte sin aventuras, sin grandes emociones ni grandes alegrías. Se marchó buscando una vida diferente y volvía hoy a morir a su pueblo con los suyos sin haber encontrado nada de lo que buscó.
Era un hombre fracasado que llegaba derrotado y condenado. Que todo estuviera tal cual él lo dejó era una extraña burla del destino que no comprendía, aún recordaba a su mujer y a sus niños de dos y cuatro años despidiéndole agitando las manos en el quicio de su puerta, sonrientes ignorando que sería la última vez que lo vieran.

Dobló la última curva, la redonda como la llamaban todos, y allí estaba el viejo corral del Eleuterio, la vieja torre de la iglesia con sus nidos de cigüeñas y las primeras casas de color blanco recién encaladas. Se sobrecogió un poco y el corazón, herido de vida sin sentido, latió una pizca más fuerte.

Juan caminó lentamente pues la vergüenza pesaba más que los años y vio al Eleuterio fumando su puro a la puerta de la taberna pero pensó que sería el hijo que se parecía al padre y oyó cantar a la Fernanda con su potente voz y pensó que la mente le jugaba una mala pasada y al llegar a su vieja calle se le heló la sangre en las venas. Su esposa y sus niños de dos y cuatro años agitaban las manos sonrientes despidiéndole a la puerta de su casa. Corrió hacia ellos e intentó abrazarles y pedirles perdón pero los niños se agarraron a las faldas de su madre llorando asustados

- Madre, madre ¿Qué quiere este viejo?

23 de enero de 2014

El Capullo



La vida había sido injusta con él.

En su solitario y abandonado lecho de muerte pensó en los hijos que no le quisieron, en la esposa que lo despreció sin valorar jamás su amor, sus besos ni sus abrazos. Pensó en los amigos que no lo admiraron y en los vecinos que no reconocieron su superioridad.

La vida había sido muy injusta.

Nadie admitió jamás que sus logros y posesiones eran mejor que los del resto del mundo, que su viejo coche era de mayor calidad que el flamante coche nuevo de fulanito y su casita mejor que el chalet de menganito.

La vida había sido tan injusta con él.

No vieron que siempre tenía razón, que sus ideas eran las únicas válidas ni que su ideología era la autentica. Nadie compartía sus aficiones.

La vida había sido demasiado injusta con él.

No comprendieron su enojo, su desilusión, su razón ni siquiera sus hijos cuando los echó de casa para poder vivir más cómodamente y en paz, ni sus amigos cuando los despreciaba abiertamente si no reconocían que él y sus cosas eran mejores. No comprendieron que quisiera vivir rodeado solo de quienes lo adulaban y hacían feliz.
Hoy, en su último suspiro recordó a sus hijos, esposa y a sus antiguos amigos y pensó: no merecían la pena, no me supieron querer y hoy muero sólo porque la vida ha sido muy injusta conmigo.

20 de enero de 2014

Retrasada

La primera vez que unos niños la llamaron retrasada lloró amargamente por la carga de odio sin sentido que acompañaba esa palabra tan fea.
María siempre había sido una niña más lenta que el resto, aprendía mucho más despacio, pensaba despacito le decía su mama. María se pasaba horas viendo las gotas de lluvia resbalar por su ventana u observando el vuelo de un insecto, el esqueleto de las hojas y la composición de una flor. Cuando la niña contó el episodio su madre le explicó que tenía el don de ver la belleza de la vida, ella podía ver lo hermoso de una piedra entre millones, de un edificio, una baldosa o una simple rama desnuda en invierno. 
María veía la belleza porque pasaba más despacio por la vida, los que viven deprisa no pueden ver más que la fealdad de todas las cosas cómo esos niños que la insultaban, pobrecitos. 
Desde ese día cuando la llamaban retrasada María los miraba dulce y serena y sentía mucha lástima por ellos, que horror sería verlo todo tan feo.

18 de enero de 2014

El Molino



Los demás edificios del pueblo no querían jugar con él. Lo miraban por encima del hombro y murmuraban a sus espaldas con verdadera mala leche. Todos tenían preciosos tejados de pizarra negra y robustos muros de piedra oscura y señorial. Todos menos el. A él lo construyeron y lo pintaron con cal blanca como la leche, se sentía incómodo de tan diferente, y para rematar le pusieron unos grandes brazos blancos que giraban y giraban cuando hacía viento.

Las casas y los graneros no lo querían ni siquiera conocer, no debía ser buena gente tan blanco y extraño y continuaron sin dirigirle la palabra a pesar de que el molino insistía y los días de viento hasta la iglesia, que estaba sorda como una tapia, oía su triste lamento. Un día, de algún año que no puedo recordar, los edificios supieron que se acercaba al pueblo una marabunta de carcomas hambrientas y voraces, la noticia sembró el terror entre las casas. Las vigas y pilares que las sostenían tan erguidas y elegantes eran de madera noble, la preferida de las carcomas, era su fin, si nadie lo remediaba morirían derrumbadas. En esas estaban entre llantos y lamentos mientras ya se veían en el horizonte los primeros bichos, todas se abrazaban aterradas y unidas. Todas menos uno.

Molino con mucho esfuerzo y dolor consiguió agitar sus largos brazos atrayendo la mirada de las carcomas que, subyugados por el blanco impoluto del edificio se lanzaron sobre el maderamen hasta que no quedó nada. Molino cayó herido de muerte sin un grito, sin un reproche sin un sólo amigo. Los edificios sintieron una enorme vergüenza de si mismos y prometieron dos cosas, no volver a juzgar a nadie por el color de sus paredes y pintarse todos de blanco en honor a molino.



Si en alguno de sus viajes, de repente, se encuentran ustedes un pueblo con las casitas todas blancas quizás y sólo quizás han llegado al pueblo del buen molino.

17 de enero de 2014

Águilas en el viento


Era sólo un payaso


Cuando acabó la función en el Gran Circo los niños siguieron sigilosamente a Laso el payaso hasta su caravana. Lo espiaban por una rendija que quedó entreabierta en la brillante cortina roja que pretendía preservar al payaso de la curiosidad ajena.
Vieron como Laso se desprendía de los abalorios propios de un payaso y esperaron expectantes a que se desmaquillara para ver quien se ocultaba bajo los estridentes colores de su rostro.
Cuando el payaso hubo limpiado su rostro la chiquillería contuvo el aliento, estupefacta. Tras el maquillaje de Laso el payaso no había NADA.